La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de la mitad de todos los medicamentos se indican de manera inapropiada. El uso de demasiados medicamentos por paciente y el uso inapropiado de antimicrobianos son los problemas más destacados.
Cabe destacar que el uso incorrecto y la prescripción abusiva de medicamentos crean un escenario nocivo tanto para la salud de los pacientes como para la reputación de los profesionales de la salud. Además, el abuso de antibióticos tiene consecuencias a nivel de la salud pública como, por ejemplo, resistencia a los antimicrobianos, reacciones adversas a los medicamentos, desperdicio de recursos y pérdida de confianza del paciente, entre otros. Es por eso que las infecciones intrahospitalarias son cada vez más resistentes y frecuentes.
Este problema no esta muy visibilizado.
En la actualidad, la resistencia a los antimicrobianos es una de las principales causas de muerte en todo el mundo, incluso superando al VIH y a la malaria.
También hay que contemplar que la utilización de antimicrobianos es uno de los factores determinantes en la selección y diseminación de la resistencia. Es por esta razón que la regulación de la dispensación de medicación de manera preventiva a los pacientes es parte de la solución al problema.
Optimizar el uso de los medicamentos existentes y fortalecer los sistemas de esterilización y desinfección para afrontar la resistencia a los antimicrobianos representa un gran reto para el tratamiento de las enfermedades infecciosas.
Para abordar los desafíos y procesos clínicos que presenta la resistencia antimicrobiana, es fundamental reforzar la esterilización y desinfección de las instituciones hospitalarias en pos de reducir la prescripción preventiva de medicamentos y así combatir la resistencia antimicrobiana.
Por ejemplo, para la desinfección la línea de limpiadores con nanotecnología aplicada Bacoban proporciona una protección superior contra los patógenos con efecto antiviral de larga duración contra virus, bacterias y hongos. Además ofrece protección entre períodos y efecto antimicrobiano por hasta 10 días.
Además, llevar a cabo procesos de esterilización y descontaminación (de los diferentes productos para uso médico, para asistencia sanitaria como de los materiales quirúrgicos) con la última tecnología disponible en el mercado evita la contaminación residual de materiales y funciona como medida correctora para conseguir la excelencia en la esterilidad del instrumental.
Desinfección y estándares de calidad
Según la OMS y el Foro Económico Mundial (FEM), la resistencia a los antibióticos es uno de los mayores problemas de salud pública a nivel mundial debido a que genera un aumento de la morbi-mortalidad por no poder controlar enfermedades infecciosas cuyos tratamientos dejaron de ser efectivos. Esto implica que la eficacia terapéutica se reduce y puede generar un retroceso de la medicina moderna a la era pre-antibiótica.
En el ámbito hospitalario es indispensable que los instrumentos médicos cuenten con el máximo de asepsia y esterilización ya que cualquier falla en el proceso de lavado del material a utilizar puede traducirse un peligro para el paciente. Si bien la prescripción de medicamentos también se realiza en función de posibles fallas en los sistemas de lavado, un gran porcentaje de los medicamentos prescriptos en las instituciones sanitarias pueden ahorrarse por medio de políticas de uso y la correcta esterilización y desinfección de materiales y áreas de trabajo.
Con los procedimientos de limpieza, desinfección y esterilización, no solo se mejora la calidad de atención del paciente, sino que es posible bajar costos, reducir complicaciones infecciosas y disminuir la estancia de pacientes en las instituciones. Sin embargo, la falta de medidas de prevención y control de las infecciones asociadas a la asistencia médica agrava el problema.
Los desinfectantes y antisépticos son una herramienta fundamental para controlar la diseminación de agentes infecciosos. Mantener normas de higiene y protocolos de desinfección con altos estándares dentro de las instituciones reduce la necesidad de abusar de la prescripción de medicamentos, optimiza la capacidad clínica de las instituciones, administra el riesgo clínico, maximiza la rentabilidad y mejora los estándares del sector.
Articular tecnología y salud en las instituciones sanitarias genera soluciones que velan por la seguridad del paciente y optimizan los procesos hospitalarios.
Gastos sobreañadidos por el abuso de antibióticos
La resistencia bacteriana pone en peligro la salud y la supervivencia de los seres humanos, además aumenta la carga económica de la sociedad y los pacientes. Año tras año, las infecciones asociadas a procederes en instituciones de salud incrementan la morbilidad y mortalidad de los pacientes hospitalizados por lo que se destinan más recursos financieros y se elevan los costos hospitalarios. No afrontar esta problemática de raíz no sólo eleva el gasto sino que, además, lo extiende y agrava a largo plazo.
El mayor empleo de antibióticos, por ejemplo, no tuvo exclusivamente efectos positivos. También dio lugar a un nuevo problema: la resistencia bacteriana frente a los antibióticos causada, justamente, por el uso excesivo. Entre otros, la resistencia a los antibióticos genera la necesidad de prescribir antibióticos más fuertes con los efectos secundarios graves a los que pueden conllevar, realizar tratamientos más costosos y duraderos y estadías prolongadas en las instituciones sanitarias. Esta situación no solo hace que los costos hospitalarios se eleven sino que la calidad de atención se ponga bajo la lupa.
Una de las causas más importantes de la morbilidad hospitalaria es la infección intra hospitalaria posquirúrgica. En este sentido, si bien el uso de profilaxis antibiótica postoperatoria disminuye los riesgos de infección, también es cierto que la buena esterilización de los materiales y la correcta desinfección disminuyen la administración de antimicrobianos a pacientes sin evidencia de infección.
Además de incrementar el gasto hospitalario, la prescripción de antimicrobianos crea una falsa sensación de seguridad en la práctica quirúrgica. Si bien la profilaxis antibiótica no reemplaza a la calidad técnica del profesional, el seguimiento de las medidas de cuidados, normas de asepsia y esterilización y disciplina en el quirófano pueden flexibilizarse y condicionar la recuperación del paciente.