En la actualidad incorporar desarrollos tecnológicos a las instituciones puede representar un desafío importante para los integrantes del sistema. Sin embargo, las oportunidades de mejora, eficiencia y eficacia que generan, implican grandes beneficios para las instituciones, los miembros que las componen y sus usuarios.
Una de las consecuencias que acarreó la pandemia por COVID-19 fue la introducción de la asistencia a pacientes de manera digital como alternativa al modelo de atención presencial realizado tradicionalmente. Este cambio de paradigma de la atención sanitaria simbolizó, de manera conjunta, un desafío y una oportunidad para el sistema. Por un lado, surgió la necesidad de adaptarse. Por otro, la posibilidad de digitalizar los datos e historias clínicas de cada paciente para asociarlos en el contexto y generar información relevante para las instituciones.
La tecnología como clave en las instituciones sanitarias
Los profesionales de la salud se enfrentan a continuos avances derivados de la incorporación de tecnología en el ámbito sanitario. Si bien adaptarse puede simbolizar un reto, también representa oportunidades de mejora tanto para las instituciones como para los profesionales de la salud y los usuarios.
Con esta perspectiva, la tecnología tomó un rol protagónico: ser una herramienta clave para el funcionamiento de los centros asistenciales. Sin embargo, no se trata de recolectar datos para su acumulación sino que es necesario contar con personal capacitado para asociarlos y convertirlos en información. Es decir que es necesario combinar a la tecnología con los profesionales para aportar un valor real en la relación con los pacientes y optimizar la experiencia del usuario/paciente.
El análisis de los datos por parte de los profesionales también es clave en este proceso de cambio. Permite a las instituciones conocer en profundidad problemáticas y establecer parámetros de resolución que les permitan implementar nuevos modelos de atención en torno al usuario.
Ver transformación digital de una empresa de salud.
Profesionales capacitados para una atención sostenible.
No se trata de reemplazar a los profesionales del ámbito de la salud. Se trata de implementar tecnologías como la inteligencia artificial, para que les permita tomar decisiones más adecuadas en menos tiempo. ¿Cómo? Basándose en sistemas de información clínica fundados en datos que los ayuden en la toma de decisiones y mejoren el proceso de atención al paciente.
En este sentido, la capacitación de los profesionales y su formación respecto al uso de las nuevas tecnologías facilitará la participación de los profesionales que harán uso de los recursos. Identificar buenas prácticas en relación con la implementación de las nuevas herramientas, hacer que la tecnología responda a sus necesidades e integrar los pasos del proceso asistencial facilitará el desarrollo de la práctica clínica y generará un sistema más sostenible.
Invertir en tecnología: sumar eficiencia y ahorrar costos.
El uso de aplicaciones, automatizaciones e inteligencia artificial permite mejorar la asistencia y la calidad de los servicios prestados. Implementar tecnología sanitaria es una inversión y no un gasto.
Mejorar la calidad de servicios mediante la implementación de tecnología hace que la atención sanitaria sea más eficiente. Con ella se pueden realizar gestiones más eficaces y aumentar la comodidad para los usuarios. Cuanto más eficiente resulta la atención en las instituciones sanitarias, la evaluación médica derivada del proceso resultará más simple y sostenible. Asimismo, mayor será el ahorro futuro en reingresos hospitalarios, complicaciones derivadas y pérdidas de productividad.
En este sentido, lograr un modelo de evaluación científica vinculado a la tecnología desencadenará, inevitablemente, en mayor y mejor acceso de la población al sistema de salud.
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